miércoles, 15 de enero de 2014

Nos quedaremos sin el postre


Muchas personas pierden su empleo en estos últimos meses y los heladeros se suman a la lista
3 Ruedas, un carrito bien frió y ese sonido tan diferente que despierta a los niños durante sus siestas de las 4 de la tarde; ese es el trabajo de mi amigo Jean Martí, un negro espigado que ofrece un escape de des gustación desde el chocolate cremoso del Cornetto hasta el típico y popular Bati Bati que lleva más de 30 años complaciendo la boca de los venezolanos.
El recorrido de Jean Martí comienza desde la panadería Pan París, pasando por el parque Agustín Codazi y el conocido centro comercial Galerías, hasta llegar a la bomba El Peñón donde espera hasta ser recogido por un camión de carga que se ocupa de acercarlo a su casa, después de una larga caminata bajo el sol, para que descanse y se reponga para la Odisea que le espera al día siguiente.
Este simpático heladero, con un nombre poco común, tiene 5 años trabajando con la empresa Efe, desde que llego de la isla de Haití buscando fortuna y como él dice con su gran sonrisa brillante:” Lo que encontré fue un gran sabor”.
Me comentó que existen varios tipos de clientes; los empalagosos que les encanta la sobredosis de chocolate y suelen basarse en el Magnum, los clientes fitness o extremadamente deportistas que prefieren todo lo relacionado con almendras, yogurt o cualquier helado que incluya la palabra “Light, como el Frutare con sabor a tamarindo, guanábana y fresa. También están los atrevidos que mientras más colorantes que destiña la lengua o más artificial sea el sabor, logra complacer y divertir a ese amante del dulce. Pero según Jean Martí los mejores clientes son los clásicos, aquellos que optan por escoger esos helados que nos han endulzado durante toda la vida, como lo son el Sándwich, Choco malta y no podría dejar de mencionar el delicioso Cornetto.
A pesar de que este fiel heladero conozca todos los sabores que se encuentran dentro de su mágico carrito y los amantes de este postre, sabe muy bien que ya no hay tanta variedad como antes, lo que ha tornado su trabajo un poco aburrido.” Antes los carritos estaban full de helados” expresó Jean Martí con un tono de preocupación, pues ese sonido tan diferente que solía despertar a los niños de las siestas ya no les causa ni una pizca de emoción. Así mismo mencionó que cuando su trabajo era más divertido solo contaba con 2 paradas muy breves bajo cualquier arbusto, ahora, que su trabajo no produce tanto éxito, se para debajo de cada árbol que se le atraviese en el camino y mueve las campanas durante unos 3 minutos, esperando que alguna persona grite con emoción “Heladero”.
Fotografía tomada el viernes 10/01/2014 por Génesis Cabrera

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